A Iuse, El Extranjero
Mientras Santiago permanecía sentado al borde de su cama, todo estaba inmóvil. Parecía una fotografía de una noche en vela. La cama frente a la puerta; la luz del velador proyectando algunas sombras estáticas sobre el techo de la habitación; y un pantalón y una remera negra, gastada, de Misfits en el suelo. Un viejo cuadro colgado en la pared lateral, sobre el pequeño armario, que reflejaba la imagen de un muchacho vestido de blanco, con un sombrero negro, la mirada siniestra y un vaso de moloko en la mano derecha; parecía estar vigilando (desde lo alto) la escena que transcurría, aparentemente, en cámara lenta.
Al igual que los ojos se adaptan lentamente a la oscuridad y la vista se vuelve más aguda, sus oídos se fueron acostumbrando a los sonidos del silencio, volviéndose más sensibles con el correr de los segundos.
De pronto, una melodía resonó en su cabeza. Santiago dudó unos instantes si era su imaginación; pero notó que procedía de la casa de al lado.
-Es una radio – se dijo –.
Le pareció extraño nunca haber escuchado ningún sonido proviniendo de esa casa. Él creía que estaba deshabitada.
La melodía fue perdiendo intensidad y comenzó a escucharse una voz. Sintió la necesidad de escuchar lo que decía este locutor y buscó sintonizarlo en su pequeño radiograbador.
El dial fue de izquierda a derecha, de derecha a izquierda; AM, FM… Sin éxito.
Sin pensar demasiado en lo singular de esa situación, se recostó y se concentró en lo que estaba escuchando.
La voz sonaba apenas grave, despreocupada y un poco acelerada; sin embargo dejaba notar que una mente muy abierta estaba detrás de ella.
Mis colegas noctámbulos… ¿Cuantas veces de jóvenes nos taladraron la cabeza con el estudio, el trabajo, la familia, el auto y el perro?… ¡El falso sueño americano!
Esa necesidad de satisfacer las expectativas ajenas, extermina al yo verdadero. ¿Cuántos de nosotros tomaron primero una guitarra antes de una hoja de cálculo? ¿Cuántos un pincel o simplemente una cámara fotográfica? No quiero decir con esto que no exista ningún médico o abogado que haya anhelado desde siempre ser un profesional de la salud o las leyes; lo que quiero decir es que muchas veces nos dejamos convencer de que nuestros sueños son simplemente eso, utopías… Y los que se animan a ser lo que desean ser, muchas veces son tomados por locos, parias, un mal ejemplo. Una vez un gran pensador, al que muchos tomaron por loco, dijo “Cuanto más alto vuela un hombre, más pequeño les parece a los que no saben volar”… Y es así, dentro nuestro, sabemos que los verdaderos serán respetados… Sin más, los dejo hasta mañana…
Automáticamente, al callar el locutor, comenzó una canción suave, con guitarras acústicas. Una voz ronca incitaba a no dejar atrás los sueños…
Se vos, no más… – decía –
Los ojos de Santiago reflejaban su cansancio, pero estaban más abiertos que nunca…
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beban, gracias, sos un genio, te felicito y sigamos adelante, tenemos mucho por delante, tenemos sueños y debemos cumplirlos, alla vamos esteban, alla!
ResponderEliminarabrazo eneorme!
HOY MAS QUE NEVER
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