viernes, 14 de agosto de 2009

Capítulo 0: El Nudo

Sus manos eran dos nudos tan apretados que ni siquiera el agua que caía desde el cielo podía humedecer su interior.
El cielo parecía que lloraba lo que iba a ser su trágico final; pero su mirada completamente perdida en los pasos que daba cada vez mas rápido solamente se desprendía del suelo para mirar al hacia arriba con recelo, especialmente a la luna, que ya había surcado casi todo el negro de la noche y se escondía tras un manto de nubes y lluvia, como sintiendo vergüenza de no haber tenido el coraje de avisarle lo que le había deparado el destino.
Tal vez el lamentarse ya era tarde pero ni el aguacero pudo impedir que Santiago reduzca su marcha hasta simplemente quedarse parado bajo éste, que se volvía cada vez más y más intenso, haciendo que su pelo negro haga surcos de agua a través de su cara.
Sus puños seguían apretados, sin embargo todo su cuerpo ya estaba fundido con las lágrimas que venían desde el cielo, en una única dirección.
Sonrió.

-Y pensar que nosotros hacemos todo lo contrario – su cara volvió a mirar arriba –

La luna estaba un paso más abajo; como queriendo acercársele.
Santiago permaneció quieto y su mirada fija formaba una línea recta entre él y el firmamento. Las gotas parecían querer jugar con él y se metían en sus ojos y boca, haciéndolo, al menos en ese instante, volver a sentirse vivo; como cuando era simplemente un niño.
Sonrió nuevamente.
Al bajar la mirada se sorprendió al ver la luna tan cerca de él. No podía entenderlo pero prácticamente estaba al lado suyo, como queriendo abrazarlo. Su color y su luz lo cegaron y por un momento Santiago volvió al día en que todo comenzó…

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